La OSM
calcula que 350 millones de personas en el mundo sufren de trastorno mental
frecuente o depresión, y contribuye a la carga principal general de morbilidad. La depresión
afecta más a la mujer que al hombre, y en el peor de los casos, pueden llevar
al suicidio. Cada año se suicidan más de 800.000 personas y es la segunda causa de muerte en el grupo
etario de 15 a 29 años.
La depresión
y la adolescencia
La depresión
en la adolescencia está subiendo a niveles insospechados. Según un informe de la
Organización Mundial de la Salud “la depresión es la principal causa de
enfermedad y discapacidad entre los adolescentes de ambos sexos de edades
comprendidas entre los 10 y 19 años”.
Los factores que causan la depresión en
la adolescencia pueden ser: la pérdida de un ser amado, estrés por metas que
cumplir, cambio en los niveles hormonales y factores hereditarios que cambian el
equilibrio químico del cerebro.
La depresión
es una enfermedad curable, pero muchos países no reciben el tratamiento
adecuado por falta de recursos y personal sanitario capacitados, además de la
estigmatización de los trastornos mentales y la evaluación clínica inexacta.
Entre las
estrategias comunitarias eficaces para prevenirla se encuentran los programas
escolares para promover un modelo de pensamiento positivo entre los niños y
adolescentes. Las intervenciones dirigidas a los padres de niños con problemas
de conducta pueden reducir los síntomas depresivos de los padres y mejorar los
resultados de sus hijos. Los programas de ejercicio para las personas mayores
también pueden ser eficaces para prevenir la depresión.
La depresión
y trastornos mentales están creciendo en el mundo. En una resolución de la
Asamblea Mundial de la Salud de 2013, se abogó por una respuesta integral y coordinada
de los países al problema de los trastornos mentales.
Si se siente
deprimido(a) busque ayuda médica
Hay
tratamientos eficaces para la depresión moderada y grave. Los profesionales
sanitarios pueden ofrecer tratamientos psicológicos, como la activación
conductual, la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal, o
medicamentos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación
de serotonina y los antidepresivos tricíclicos.
Los
profesionales sanitarios deben tener presentes los posibles efectos adversos de
los antidepresivos, las posibilidades de llevar a cabo uno u otro tipo de
intervención (por disponibilidad de conocimientos técnicos o del tratamiento en
cuestión) y las preferencias individuales.
Entre los
diferentes tratamientos psicológicos a tener en cuenta se encuentran los
tratamientos psicológicos cara a cara, individuales o en grupo, dispensados por
profesionales o por terapeutas legos supervisados.
Por José Cevallos
Este artículo se redactó gracias a un informe de la OMS
Comentarios
Publicar un comentario